A lo largo de los años que llevo recorriendo este trozo de roca he visto muchas cosas, pero no se me ocurre cómo puede ser que una tendencia tan odiosa puede estarse apoderando de las almas y mentes de todos: elegir lo más fácil de hacer, poco interés en la sabiduría, desdeñamiento hacia los sabios y eruditos de hoy en día… ¡No se puede hablar! Bueno, yo no soy menos, he estado haciendo tantas cosas y tan rápido como puedo que para mí ya es casi imposible hablar o pensar, salvo ahora… pero para eso necesito detener el tiempo, y me da vergüenza.
Tal vez… tal vez esta cristalina agua que corre entre mis dedos sea la causante de un nuevo orden, un mundo en el que no sean necesarios los castigos, sino que cada uno sepa su lugar, formar una comunidad estable y generosa; una comunidad deseosa de conocer, estudiar y aprender, que algo se quede y sirva para el resto de la vida de ellos, todo esto sin necesidad del uso de la fuerza… pero sólo hay una forma de hacerlo y me da miedo usarla.
Siento que se me mojan los pies, al verlos me doy cuenta que están manchados de sangre, y no sólo ellos, también mis piernas, estoy rodeado por un charco de sangre, el susto es pasajero, pues sé que no es mía, no puede ser mía… sigo con la mirada el sangriento río que nace en uno de los edificios que están cerca de mí hasta desembocar en el lago, la sangre sale de los ladrillos, sangre de millones de almas que han mantenido esta universidad y que ahora están cansadas, sangre de hombres que crearon lazos con otros y con esta tierra, sangre que limpia el lago, sangre de hombres mejores, de épocas mejores, sangre que ahora impregna las aguas y que próximamente se impregnará en las personas de ahora, los que vendrán, los que sí serán dignos de sostener esta Universidad, personas que no temerán a la sabiduría ni a nada, una generación sobre cuya sangre se pondrán los nuevos ladrillos, una nueva forma de ver y de evaluar las actitudes de todos, una generación de la cual algunos serán maestros e impregnarán esta sangre en sus alumnos; un cambio y el tiempo avanza otra vez…
-- ¿Qué te pasa?
-- ¿Qué…? Nada, nada.
-- Vamos adentro, aquí hace frío.
-- Imaginé que algo hermoso sucedía.
-- Sí se cumplirá, lo sé.
Espero no tener que volver, ya viví toda mi vida acá, ojala esta sangre sí perdure como eterna alianza.